SEGUNDA VOZ:
(...)
Y yo, al volver a casa, arrastro conmigo esta dolencia, esta muerte.
De nuevo, esta muerte. ¿O será quizás el aire, cargado
De partículas de destrucción que absorbo? ¿Seré yo acaso
Un latido cada vez más débil, encarando el ángel helado?
¿O será mi amante esta muerte, esta muerte?
De niña amaba un nombre carcomido por el liquen.
¿Es este, pues, el único pecado, este antiguo, muerto amor a la muerte?
SYLVIA PLATH, Tres mujeres: poema para tres voces.
Photo by George SEELEY, (Untitled, 1916)
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