Melanie Thernstrom rastrea las concepciones arraigadas al dolor desde un punto de vista personal, cultural, y biológico. Desde fragmentos de su propio Diario del dolor, pasando por las vías que van desde la médula al hipotálamo, hasta los cimientos de la concepción judeo-cristiana del dolor, que desembocan en la ensaltación del sufrimiento romántico como forma de fortalecer el epíritu. El dolor como prueba de fe, como rito de paso; la jerarquía del dolor y la forma en que se ha utilizado para sustentar ideologías. Pero también el dolor como algo intrínsecamente humano, funcional y de gran valor evolutivo, que permite la aparición de la conciencia.
En el límite extremo de la experiencia humana percibimos solo una especie de silencio.
M. THERNSTROM
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