Hay distintas calidades de oscuridad, tienen distintas edades, igual que los estratos geológicos. Está la oscuridad porosa y ligera que antecede al sueño y que absorbe los rumores interiores y las palabras del cuerpo, al igual que una esponja el agua. Está la oscuridad del cine, que se desliza por cuerdas de luz y al final danza entre luces y sombras en una pantalla con acompañamiento musical. Y hay una oscuridad que no contiene nada, seca y dura como el carbón, que es la que está al final del pasillo por el que uno pasa después de haber inhalado cloroformo.
MAX BLECHER. La guarida iluminada.(Diario de sanatorio)
Fotografía: Graciela Iturbide
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