Sentirse
parte de algo grande, parte de la historia, de algo que trasciende y eleva por
encima de los problemas cotidianos. Casi como si pudieras ver el Paseo del
Prado desde el aire, una masa de gente entre edificios iluminados. Además
estaban las sombras. Las sombras de Atocha y del 11 de marzo, la cercanía con
las chicas del Madrid Arena, que en un segundo ya no te parece tan
irresponsable y lejano. La posibilidad de morir en esa masa de gente que pelea
por lo mismo, con uñas y dientes; pero cómo se cuidan también unos a otros, con
la fuerza de pertenecer a ese Más Allá que trasciende.
Luego
ver las noticias con el dolor más grande, pero saber que uno estuvo allí, en
esa marea de gente.
Y
con el anonimato, viene la pérdida de consciencia que supone la falta de aire;
gritábamos Hijos de Puta como si no nos oyera nadie… De pronto recordar dónde
estás, en Atocha, Madrid, ciudad partida de una rota España, diciendo algo así
como Basta. Porque se olvida pronto, si no eres capaz de mirar desde arriba,
como es verdad que no podemos, y te imaginas las ambulancias, te imaginas
dejarte llevar por la marea humana cálida como si no importara.
Muchas gracias Yasmín por tu emoción y tu compañía. El placer,breve pero placer, ha sido mío. Di lo que quieras, es un honor. Ojalá podamos hablar más¡¡¡¡
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