Ella ya lo sabía. Mientras Virginia escribía Las Olas, tuvo un sueño revelador.
Diez años antes de morir (1931), escribió esto:
Tengo raíces,pero floto. Toda de oro,flotando en este rumbo(...)Rizándome en negro(...)Es el momento más excitante que he vivido en mi vida. Me estremezco . Me rizo. Me balanceo como una planta en el río, flotando hacia aquí, flotando hacia allá, pero enraizada, para que venga hacia mí(...)
Ahora, con una leve sacudida, como un crustáceo que se desprende de la roca, me suelto, le acepto plenamente, me dejo llevar. Nos unimos a la lenta marea. Entramos y salimos de esta dubitativa música. Las rocas quiebran la corriente de la danza, la resquebrajan, la estremecen. Entrando y saliendo, ahora quedamos absorbidos por este gran cuerpo. Nos une.
Bonita entrada. Te quiero :)
ResponderEliminarAhora te relaciono. Y creo que sé qué chica dices ser. Allí había gente desconocida que parecía conocida. Miré a un par de chicas, quizá tú, y sonreí. Quizá a ti.
ResponderEliminarTe enlazo ahora mismo y estamos en contacto.
Un abrazo.
quiero saber en que libro o escrito sale eso! me interesa leerlo por completo
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